Una neurohormona que controla el apetito en humanos tiene, en realidad, un antiguo origen evolutivo, que se remonta a más de 500 millones de años y podría ayudar al desarrollo de nuevos fármacos para adelgazar.
La molécula en cuestión, denominada bombesina, induce la saciedad en humanos, en otros vertebrados y también en estrellas de mar y sus parientes marinos, según un estudio encabezado por biólogos de la Universidad Queen Mary (Reino Unido) que publica PNAS.
Este péptido fue aislado por primera vez en la piel de un sapo de vientre fuego (Bombina bombina) en 1971 y posteriores investigaciones mostraron que, cuando se inyecta en mamíferos, reduce la cantidad ingerida en cada comida y aumenta el tiempo entre tomas.
Esto llevó a los científicos a creer que las neurohormonas similares a la bombesina, producidas en el cerebro y el intestino, forman parte del sistema natural del organismo para controlar la ingesta de alimentos
El equipo se propuso explorar la historia evolutiva de la bombesina, para lo que analizaron los genomas de animales invertebrados y descubrieron genes que codifican neurohormonas similares en la estrella de mar común (Asterias rubens) y otros equinodermos, como erizos y pepinos de mar.
Los investigadores centraron su atención en la función de esta bombesina de estrella de mar, denominada ArBN, para lo que la sintetizaron químicamente y la sometieron a pruebas.
Las estrellas de mar sacan el estómago de la boca para digerir presas como mejillones y ostras, pero al inyectar ArBN en ejemplares con el estómago evertido, este se retrajo hacia la boca y se retrasó el inicio de la alimentación.
El descubrimiento del antiguo papel de la bombesina en la regulación del apetito arroja luz sobre los orígenes evolutivos del comportamiento alimentario en los animales.
“Podemos deducir que esta función se remonta 500 millones de años atrás, hasta el ancestro común de las estrellas de mar, los humanos y otros vertebrados”, según Maurice Elphick, de la Universidad Queen Mary y uno de los firmantes del texto.
Este descubrimiento puede tener aplicaciones prácticas en el contexto del cambio climático, pues debido al mismo “algunas especies de estrellas de mar están invadiendo aguas más frías donde se cultivan moluscos para el consumo humano”.
Por ello, agregó que “descubrir moléculas que inhiban la alimentación en las estrellas de mar podría ser útil para gestionar estas invasiones”. EFE