Ángel González Féliz
La provincia Barahona enfrenta un momento decisivo en su desarrollo económico. Sin una estrategia coherente a largo plazo, cualquier aspiración de prosperidad se convierte en una ilusión. La falta de planificación está frenando las oportunidades que podrían transformar nuestra economía local y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Uno de los problemas más evidentes es la relegación del sector industrial local. Mientras las zonas francas y el turismo reciben incentivos y atenciones prioritarias, las industrias barahoneras operan sin el apoyo necesario para crecer y competir. Esta situación refleja una visión de desarrollo basada en improvisaciones, donde no se aprovechan las ventajas que ofrece el potencial productivo de la provincia.
La historia económica muestra que los pueblos que han logrado un progreso sostenible lo han hecho a través de estrategias claras, inversiones en innovación y fortalecimiento de sus sectores productivos. Barahona no puede permitirse continuar en esta trayectoria errática, pues esto nos condena a seguir siendo espectadores del desarrollo ajeno.
Es urgente un cambio de rumbo que priorice políticas públicas coherentes, fomentando la reinversión y la colaboración entre el capital local y extranjero. No se trata solo de atraer inversión de fuera, sino también de garantizar que las empresas locales reciban incentivos y condiciones justas para prosperar. Solo así podremos construir una economía inclusiva, donde cada sector tenga la oportunidad de crecer y contribuir al bienestar general.
En definitiva, Barahona necesita una visión clara que articule el desarrollo económico en todas sus dimensiones. Debemos apostar por la planificación, la innovación y el fortalecimiento de nuestras capacidades productivas, para que la provincia pueda convertirse en un referente de crecimiento sostenible en la región.