Miguel Ponce
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Santiago.- A tres años de anunciar la construcción del acueducto del municipio de Baitoa, la obra sigue sin ser iniciada, con lo que ya se cumple medio siglo de larga espera de promesas incumplidas.
Durante una rueda de prensa en la Coordinadora de Mujeres del Cibao, los representantes de organizaciones comunitarias y de desarrollo de Baitoa exigieron del gobierno que se comiencen con los trabajos, conforme al anuncio realizado el 9 de septiembre de 2022.
“Han transcurrido tres años desde que el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillado (INAPA), en voz de su director general Wellington Arnaud, junto a la gobernadora provincia Rosa Santos, y otros funcionarios anunciaron públicamente el inicio de la construcción del acueducto de Baitoa”, expresó Alfredo Matías mediante la lectura de un documento.
Matías expresa que, a pesar de este compromiso oficial, la obra no ha sido iniciada, perpetuando una situación de vulnerabilidad que afecta gravemente la vida cotidiana de miles de familias.
Expresó que durante décadas, los residentes de Baitoa han sostenido una lucha digna y persistente por el acceso al agua potable. Con la construcción de la presa de Tavera, Baitoa se vio afectada con el cauce del río Yaque del Norte.
Los comunitarios sostienen que las reuniones con autoridades, paralizaciones de actividades, paradas cívicas frente al Palacio Nacional, el Congreso y la Gobernación Provincial, han sido parte de una estrategia de incidencia que refleja el compromiso de la comunidad con el desarrollo sostenible y el respeto a sus derechos fundamentales.
Alfredo Matías indica que la ausencia de agua potable no solo compromete la salud y el bienestar de la población, sino que limita el desarrollo económico del territorio, obstaculiza iniciativas productivas y profundiza las desigualdades sociales.
“Esta situación es inadmisible en pleno siglo XXI. Transparencia en el cronograma de ejecución, presupuesto asignado y responsables técnicos del proyecto”, aduce.
Plantean la instalación de una mesa de seguimiento con participación comunitaria para garantizar que la obra responda a las necesidades reales del territorio.
“La comunidad de Baitoa no pide favores: exige justicia. El acceso al agua potable es un derecho humano, y su negación sistemática constituye una forma de exclusión que no puede continuar”, dijo el dirigente comunitario.
Expresó que Baitoa merece agua, respeto y cumplimiento.