Haití prosigue envuelto en el caos, la hambruna, la insalubridad y la incertidumbre.
El gobierno encabezado por el primer ministro Ariel Henry continúa a la espera de una intervención extranjera que solicitó, en medio de tumultuosos reclamos callejeros para que abandone el poder y la actitud dubitativa e irresoluta de la ONU y las grandes potencias.
En el ínterin, la crisis haitiana se agudiza y los temores de eventos mayores que desemboquen en un oleaje migratorio de graves consecuencias se ciernen sobre nuestro país.
La apelación, pues, es al incremento de las acciones de protección a todo lo largo de la frontera vulnerable.
Por muy inminente que sea la intervención de fuerzas extranjeras para la pacificación e inicio del relanzamiento de Haití, no nos debemos descuidar.