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Santo Domingo

Análisis cinematográfico y relaciones públicas en RD

Humberto Almonte

Analista de Cine

Los estados actuales y recientes de las interacciones entre analistas, críticos y los ejecutores de las políticas de relaciones públicas de las empresas que producen y exhiben cine, deja a la vista una infinidad de puntos que deben ser resueltos entre estos dos actores de la cinematósfera dominicana, tomando en cuenta que son hermanos por sus orígenes artísticos e industriales. 

Ir a lo que acá se le dice screening, con excepciones puntuales, como Lantica Media y otras,  es hacer un viaje parecido al del Arca de Noé, pero en  vez de especies animales tenemos un variopinto entramado donde se juntan influencers, gente de la industria del cine, figuras públicas, algunos ganadores de rifas de entradas, un reducido número de críticos y analistas, y una zona gris de invitados compuesta por “amigos y relacionados de la empresa”. 

En la mayoría  de los casos esos visionados selectivos   no se producen y en cambio son convocados a megaeventos como son las premieres, que como se sabe son las peores actividades para poder ver una película con la tranquilidad requerida,  pues lo que cuenta ahí es producir un impacto comunicacional. 

Como norma general, la atención privilegiada en screenings y premieres está dirigida a influencers y prensa farandulera. Estos se desbordan en sus medios y las redes sociales, haciendo un  “análisis exhaustivo” del vestuario, de si asistió la pareja de moda o el funcionario tal, lo que cumple su función “informativa”, pues sería dudoso, por lo menos en este país, de que eso anime a la gente a ir en tropel a ver una película, dado que su trasfondo es muy parecido al discurso que se usa para descalificar a los críticos y la influencia de sus textos u opiniones. 

Al parecer, del lado de los hacedores de las políticas de contacto hacia los profesionales analíticos por parte de los relacionistas públicos, existen unas imágenes mentales ancladas en el pasado compartiendo prejuicios con los espectadores normales. De acuerdo a lo visto y oído en las actividades de las imágenes en movimiento, es necesario poner atención a estos detalles para superar situaciones que obstaculizan una correcta intercomunicación. 

Encuentros, desencuentros y confusiones. 

Una de las confusiones más comunes se produce al no diferenciar entre un analista, un crítico, un periodista de farándula o un simple reportero que cubre una fuente. Parecería una verdad de Perogrullo, pero es necesario aclararlo una vez más,  la inmediatez de la cobertura del reportero está lejos de las necesidades de inmersión profunda del analista. 

Nos ha tocado ser protagonistas de situaciones que no encajan en ninguno de los parámetros al ser convocados por relacionistas públicos a entrevistar realizadores e intérpretes de una película sin haberla visto, leído su guion, tener disponible un Behind The Scene o a lo sumo el suministro de notas de producción. La única información disponible fueron una sinopsis, un teaser, lo que nos llevó a rechazar acudir a la entrevista. 

Las informalidades también se hacen presentes cuando se te invita a un screening en horas de la mañana para asistir en la tarde a ese evento, como si los críticos fuesen los últimos monos de la fila, y me parece que algunos piensan que sí, como si el respeto al tiempo y a la labor de estos profesionales no contara. Sería mejor no invitar analistas como hacen uno que otro director local y llenar la sala de cultores de la alabanza y el realce del ego.   

Otra costumbre reciente es segmentar las invitaciones a premieres y screenings, se convoca a ciertos críticos a ciertas películas y a otras no. A algunos influencers y figuras atractivas al publico a filmes en los que, o no invitan analistas o convocan un número muy reducido. Es una forma de solo conseguir opiniones positivas o llenas de alabanzas, asegurándose  de tener en la sala a gente que les dice lo que ellos quieren oír, libre de opiniones que contradigan la propaganda publicitaria   de las distribuidoras. 

En la acera contraria están compañías productoras, realizadores, distribuidores y relacionistas públicos que dan ejemplo de buenas prácticas, como lo son Lantica Media, Hal-2046, Pablo Lozano, Elsa Turull, Desiree Reyes, Hans García y otros más, cuya visión del asunto les permite dotar a los críticos de los materiales propios para ejercer su labor, mantener una interacción basada en el entendimiento de la importancia del ejercicio analítico desde una perspectiva profesional. 

De la comunicación al análisis y viceversa.

Entendemos que las empresas de cine tienen derecho a articular sus políticas de acuerdo a su utilidad y conveniencia, pero estas no deben ser bipolares ni penalizar las opiniones de disenso que es lo que suele pasar en ocasiones. Una opinión crítica que difiera sin faltar el respeto o la ética, no debería ser motivo para vetar o restringir a nadie de las actividades de esas empresas. 

Analistas, críticos y hacedores de políticas de relaciones públicas en el sector cinematográfico, están obligados a autoanalizarse y hacer algo como aplicarse esas famosas dinámicas de fortalezas y debilidades para encontrar los puntos de divergencia y los que tienen en común, corrigiendo las distorsiones que afectan el ejercicio de esta área. 

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