La población mundial observa con marcada preocupación la creciente escalada bélica entre países como Rusia-Ucrania e Irán-Israel, bajo el soporte y accionar de las más  poderosas naciones en disputa por el poder hegemónico.

Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!

Durante meses, la mesa de la diplomacia, el diálogo y la concertación ha sido abandonada para dar paso a la agresión directa de las bombas y misiles sin reparo ante poblaciones devastadas.

Publicidad

Los focos de guerra, con asomo de expansión, se han constituido en catalizadores de incertidumbre que azotan mercados y derriban economías, mientras acumulan angustia en el seno de una  humanidad atormentada.

Aún así, la apuesta debe ser a la confianza en un liderazgo mundial a quien corresponde colocar límites a un ambiente de confrontación que indefectiblemente derivaría en una conflagración de funestas consecuencias para todas las naciones.

Por lo pronto, lo aconsejable para naciones como la nuestra, alejada de la barbarie de la guerra, es apelar a cuantas medidas previsoras sean necesarias para responder a los requerimientos de este panorama internacional hostil.

Y junto a ello, solicitar de las autoridades redoblar esfuerzos en la toma de decisiones para afrontar variados y preocupantes problemas que afectan a la población.