Martín Polanco

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La producción de aguacate en República Dominicana vive un crecimiento sostenido que coloca al país como uno de los principales jugadores de la región y del mundo. Según datos del Clúster del Aguacate, ya son más de 20,000 los productores vinculados al cultivo, con unas 800,000 tareas sembradas y un volumen que ronda las 600,000 toneladas anuales.

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Con estas cifras, la nación ocupa la tercera posición global en producción, solo detrás de México y Colombia, aunque en exportación se sitúa entre el octavo y décimo lugar.

El presidente del Clúster, José Rosa, en conversación con elCaribe, resalta que este auge responde a la gran demanda internacional y al elevado consumo local, pero advierte que aún persisten retos importantes. “El sector continúa creciendo, es de los más activos y con una alta demanda en el mercado.

Cada día hay nuevas ofertas y demandas. Sin embargo, seguimos enfrentando la limitante de que la mayoría de los productores son pequeños y medianos tradicionales. Esa visión tradicional está diseñada para un consumo interno, y los grandes mercados internacionales exigen calidad e inocuidad que todavía no hemos alcanzado en la magnitud requerida”, indicó.

Uno de los avances más relevantes en el sector es la creación de la primera denominación de origen para el aguacate en Cambita, San Cristóbal. Se trata de “Oro Verde Cambita”, asociado a la variedad Semil 34, cultivada bajo condiciones agroecológicas únicas que otorgan un sabor y características físicas diferentes frente a la misma variedad sembrada en otras zonas.

“Los consumidores de Estados Unidos y Europa comenzaron a exigir ese aguacate específico, pero los exportadores muchas veces compraban en otras áreas y lo vendían como si fuera de Cambita. Eso afectó la identidad local”, explicó Rosa.

El registro de la denominación de origen se remonta a 2015-2016, pero no había podido comercializarse por falta de un organismo local acreditado que certificara el cumplimiento de los requisitos. Esa carencia ya quedó superada: “Logramos crear el organismo de certificación dentro del Clúster y recientemente conseguimos la acreditación internacional. Eso nos permitirá certificar parcelas, registrar la producción y comercializarla internacionalmente con respaldo oficial. Es un aporte enorme para el país, porque no teníamos un organismo propio, y ahora sí podemos garantizar origen, normas de calidad e inocuidad”, subrayó Rosa en la conversación.

En cuanto a las variedades de mayor demanda, Rosa detalló que el aguacate Hass encabeza las preferencias, especialmente en climas fríos de las zonas altas del sur, como Ocoa. “El Hass es el que piden los países desarrollados, sobre todo los anglosajones, porque es pequeño y accesible: un dólar alcanza para comprar uno. En cambio, un aguacate de cáscara verde puede costar hasta cinco dólares. Esa diferencia pesa en el bolsillo del consumidor”, explicó.

En segundo lugar se encuentra el Semil 34, seguido por el Carla y el Berni o Beneke, este último de piel morada, de aparición más reciente en los mercados.

El aumento de productores se vincula también a programas gubernamentales de reforestación, que además de especies forestales han promovido la siembra de café y aguacate. Según testimonios recogidos por el Clúster, muchos optan por el aguacate por la rentabilidad proyectada. Así se ha ampliado la base productiva y, con ella, la expansión territorial del cultivo.

Rosa puntualizó que este crecimiento ha sido acelerado. “Estamos hablando de que, según algunas estadísticas, ya hemos superado el millón de toneladas al año. Eso es mucho, y continúa aumentando. Hoy, en prácticamente todas las provincias se encuentran siembras de aguacate”, expresó.

No obstante, el dirigente enfatiza que duplicar las exportaciones implica atender retos urgentes. “El principal desafío es cumplir con las exigencias del consumidor en sabor, calidad e inocuidad. Tenemos tres prioridades: primero, lograr una mayor asociatividad; segundo, implementar de manera generalizada normas de calidad e inocuidad; y tercero, actualizar la formación de nuestros técnicos, que en muchos casos siguen trabajando con parámetros de hace 30 o 40 años, cuando el mundo era distinto”, señaló.