Humberto Almonte

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Analista de Cine

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Entre los temas de moda se encuentran los conspiranoicos. Esto nos  lleva a un derivado que es la burla a costa de estos personajes, aunque ambas posiciones elevadas al extremo están cargadas de prejuicios. No es el caso de Bugonia que se ríe muy conscientemente de este fenómeno, y a su vez lo mira con cierta seriedad. 

Un prejuicio común sobre cualquiera que se apunte a esta corriente, es que todos sus partidarios carecen de sustento lógico o riguroso en sus discursos. Este tópico es nada cierto puesto que parte de unas bases tan absolutistas como las de quienes ven tramas, conspiraciones y sospechas en todas partes.  

La historia se centra en dos jóvenes conspiranoicos que secuestran a la poderosa presidenta de una gran compañía, convencidos de que se trata en realidad de una extraterrestre decidida a destruir el planeta Tierra. Remake del film coreano “Save the Green Planet”.

 

Yorgos Lanthimos dirige este film que cuenta con el guion de Will Tracy y Jang Joon-hwan y un elenco compuesto por Emma Stone, Jesse Plemons, Aidan Delbis, Stavros Halkias, Alicia Silverstone, entre otros, con un metraje de 118 minutos.

Lanthimos posa su visión cinematográfica sobre esta corriente de pensamiento y la lleva por los caminos nada usuales de su andadura estética, no atada a los cánones narrativos más de moda en el cine actual, sin que esto signifique su adscripción a discursos elitistas ni a oscuridades discursivas. 

Al infinito, pero no más allá. ¿O sí?

Teddy (Jesse Plemons) es ciertamente un conspiranoico que toma de aquí y de allá, yendo desde el cambio climático, las conspiraciones de los extraterrestres o de la industria farmacéutica, pero parte de un hecho innegable y es que su madre está en coma por culpa de esa industria farmacéutica y de sus desvelos experimentales en seres humanos.  

Del lado antagónico a Teddy se encuentra Michelle (Emma Stone), una chica superpoderosa presidenta de un gran conglomerado de productos médicos, los mismos y de la misma fábrica que tienen en coma a la madre de Teddy. Michelle es la pura imagen del éxito y sigue el estilo de esos ejecutivos que simulan una enorme infalibilidad sin sonrojarse. 

El secuestro de Jesse a Michelle, con la ayuda de su primo Don, quien es una versión menos refinada que la de Jesse, bajo la sospecha de ser la representante de un imperio, que como todo lo que venga del espacio, es una segura amenaza de destruir la humanidad, o por lo menos eso nos han hecho creer, y Michelle, otra vez, según Jesse, es la encargada alienígena que maneja toda esa conspiración. 

Bugonia funciona por su ironía critica a la hora de enfrentarse a las consecuencias de ciertas prácticas del capitalismo o a los desmanes medioambientales humanos, aunque la película es menos efectiva en los momentos de más acción y de menos diálogo,  o cuando Lanthimos se excede en sus actitudes de Gran Guignol,  lo que no elimina la efectividad cómica de la obra. 

Emma Stone eleva su Michelle hasta unos niveles donde su personaje se transforma en cada situación para potenciar su efectividad expresiva, pero es el Teddy de Jesse Plemons quien conduce al espectador de la mano de su interpretación para construir un personaje que conecta con nosotros al asumir la identidad del conspiranoico y sus actitudes, hasta darle una vida cercana a lo real. Aidan Delbis es el punto de conexión entre estas dos entidades actorales y su Don es la imagen viva de los creyentes conspiranoicos comunes y corrientes. 

¿Estamos solos en el universo?

La película resuelve el dilema de la amenaza extraterrestre con una solución ingeniosa, que agregada a la estética de Lanthimos, da como resultado un panorama inquietante para quienes dudan de la existencia de vida más allá de la atmósfera terrestre. Que estos no estén de humor con nuestras acciones,  hace su trama aún más cómica.  

Bugonia de Yorgos Lanthimos es una obra que desliza una mirada crítica e irónica sobre las bases de la mentalidad de los creyentes en conspiraciones, pero a su vez, hunde su dedo en las llagas de la sociedad, desde el corporativismo empresarial desbocado hasta el cambio climático. Todo eso desde el particular sentido del humor y la visión cinematográfica del creador griego.