José Rafael Sosa
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Conjugar dos lenguajes distintos en torno a un mismo criterio de aparente simplicidad —la imagen en blanco y negro de lo cotidiano y la frase poética breve que provoca en un alma sensible— es un fenómeno que, lastimosamente, no se percibe a diario.
En un tiempo marcado por la abundante oferta de contenidos instantáneos a color que parecen brotar mágicamente en torno a cada quien, resulta excepcional encontrar un marco de historias simples y envolventes basadas en la reflexión poética, filosófica y existencial, a partir de la imagen captada con la precisión de un ojo experto y sin prisas.
Los autores de El alma de las cosas, José Mármol —ensayista y poeta— y Herminio Alberti, repiten la aventura iniciada en 2014, cuando presentaron en la Sala Ravelo del Teatro Nacional , La Casa de sombras, cuyo tema fue la Casa de Caoba, en San Cristóbal: refugio de Trujillo cuya arquitectura continuaba hablando de su propietario, a pesar del tiempo transcurrido.
Los autores lograron entonces una elegía visual-textual de notable fuerza narrativa. Recorrerlo se siente, aún hoy, como recorrido por el dolor y la omnipresencia opresiva.
Con El alma de las cosas, sus creadores llevan el concepto a una expresión distinta, sutilmente más elevada en lo existencial, partiendo ahora no de una propiedad vinculada a un dictador. No. Su ámbito expositivo se refiere a lo ordinario: a los detalles a la vista de todos, regularmente pasados por alto como parte del panorama.
El título evidencia que lo importante no es sinónimo de lo espectacular y que, al contrario, hay una belleza inusual, a menudo no percibida, en lo nimio.
Para lograr esta trascendencia han debido confluir dos talentos: el poder escritural de un poeta que produce diariamente sus textos cuando la mayor parte de la gente aún duerme, y la creatividad fotográfica de Herminio Alberti —ese mismo de la sonrisa eterna—, que nunca deja de documentar lo que ve, con una óptica clara, única, y siempre procurando la mirada incisiva sobre el ver óptico general.
Nos impactan la alta sensibilidad y la suave ternura de las imágenes de Alberti, así como el aliento poético y existencial de los textos de Mármol, en una fluida muestra de capacidades expresivas que nos deja admirados y sin aliento; efecto que, estamos seguros, no se registrará de igual modo en todo el mundo.
No se trata de atraer la atención por la vuelta a la tonalidad del blanco, negro y grises. Lo que se persigue es exponer esencias, sentidos profundos, sutilezas inadvertidas, en una óptica que conduce a un mirar introspectivo de lo que en general se percibe como ordinario.
¿Tienen alma las cosas que nos rodean? La respuesta puede ser equívoca, difusa, divergente y poco concluyente. Pero al leer las poéticas de Mármol, así como los descriptivos enfoques fotográficos duocromáticos, una sensación extraña nos recorre… ¿Puede ser alma o no? ¿Quién sabe?
Lo que sí es claro es que el arte, en cualquiera de sus formas, vuelve a ser válido, justificando que su esencia es la diferenciación en la forma de captar la vida y la manera de asimilarla.
Ficha técnica
Título: El alma de las cosas
Autores: José Mármol (textos) y Herminio Alberti (fotos)
Patrocinio: Pinturas Lanco Dominicana S.A.S. (en su 27 aniversario)
Primera edición: 2025
Impresión: Editora Corripio
Tamaño: 9 x 9 pulgadas
Impresión: Blanco y negro (portada e interiores)
Formato editorial: Tapa dura con camisa y solapas
Cantidad de páginas: 158
Diseño: Kutty Reyes, Adán Abreu, Herminio Alberti
Edición fotográfica: Kutty Reyes