Praga.- Dan Brown regresa con ‘El último secreto’, un ‘thriller’ ambientado en Praga que combina conspiraciones, neurociencia y una trama romántica y que, más allá de las aventuras de Robert Langdon, se lee también como un alegato sobre el poder de los libros en una época llena de distracciones.
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En ‘El último secreto’, Langdon asiste en Praga a una conferencia revolucionaria impartida por Katherine Solomon, brillante científica y vieja conocida con la que mantiene una relación platónica.
Cuando ella prepara la publicación de un manuscrito que promete desafiar siglos de certezas sobre la conciencia y la vida después de la muerte, varios asesinatos desatan el caos y Katherine desaparece sin dejar rastro.
Katherine Solomon, que apareció por primera vez en ‘El símbolo perdido’ (2009), adquiere en este libro un rol central, tanto para la trama como para Langdon.
El profesor debe entonces descifrar códigos y mensajes crípticos en una trama marcada por pasadizos ocultos, persecuciones y la sombra del Gólem en una trepidante novela de más de 800 páginas.
Traducido a más de una docena de idiomas y publicado por más de una veintena de editoriales, este nuevo volumen de la “saga de los secretos”, que en conjunto ha vendido 250 millones de ejemplares, ha vuelto a despertar una gran expectación.
Brown, que recibió este jueves la llave simbólica de la ciudad, se deshizo en elogios a Praga, con una “cultura impresionante comparada con la estadounidense”, dijo el autor de ‘El Código Da Vinci’ y ‘Ángeles y Demonios’.
“La razón de situar la novela aquí es que esta es la capital mística de Europa, con sus cabalistas, magos y alquimistas que venían a Praga en la época de Rodolfo II”, algo que “uno siente cruzando el Puente de Carlos”, afirmó el escritor en una rueda de prensa.
Praga es el escenario en el que transcurre la historia de Langdon, profesor de Harvard especializado en simbología, obligado a desentrañar acertijos y descifrar todo tipo de códigos y mensajes crípticos.
El propio Brown subrayó que la novela, más allá de su acción frenética, es también un alegato para que “el lector se acuerde de lo divertido que es leer” y para que, por un momento, deje el móvil de lado.
“Mi labor es hacer disfrutar la experiencia de leer, despertar curiosidad, tratar de ver cómo podemos descubrir cosas leyendo”, comentó sobre este periplo literario, que le ha llevado a una introspección en el mundo de la conciencia.
El autor de ‘El Código Da Vinci’ confesó que parte de la trama nació de una búsqueda personal iniciada tras la muerte de su madre de leucemia, hace ocho años, lo que le llevó a preguntarse por el sentido de la vida.
Brown, que en la novela interpela al lector a través de Langdon, afirmó haber llegado a la conclusión de que existe algo después de la muerte y que morir no es un salto al vacío.
“He pasado ocho años hablando con expertos y he concluido que la conciencia permanece tras la muerte de la persona”, precisó Brown, quien a pesar de declararse “escéptico”, concede que “la ciencia que está teniendo lugar muestra que algo sigue” después de la muerte.
“Entender la conciencia, cómo estamos realmente conectados, tendrá un gran influjo en la cultura humana”, sostuvo el escritor estadounidense. EFE