A principios de año, Williams era un abridor prometedor que aún no lograba consolidarse, con presentaciones a menudo ineficientes que dejaban una sensación de frustración. El potencial estaba ahí, pero los resultados eran irregulares. Las salidas cortas eran frecuentes.
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Pero Williams ha recorrido un largo camino en cuestión de meses. Por eso los Guardianes confiaron plenamente en adelantarle su apertura esta semana, para que subiera al montículo en una de las series más importantes de la temporada —en plena lucha por la postemporada que se ha vuelto más apretada con cada jornada. Y Williams respondió.
El derecho lanzó cinco entradas en blanco en la victoria de los Guardianes 4-0 sobre los Tigres en el Comerica Park la noche del miércoles, permitiendo apenas tres hits y dos bases por bolas, además de recetar nueve ponches, mientras Cleveland se acercaba a Detroit en la División Central de la Liga Americana.
El déficit divisional de 4.5 juegos para los Guardianes es el más corto desde el 25 de mayo, cuando quedaron a 5.0 juegos de los Tigres tras una derrota de 5-0 en este mismo escenario. Con marca de 80-71, Cleveland también se colocó nueve juegos por encima de .500 por primera vez en la campaña y aseguró la serie –su sexta victoria consecutiva, un tope para la temporada.
El triunfo permitió que los Guardianes se mantuvieran a la par de los Medias Rojas, que comenzaron la jornada con ventaja de 2.5 juegos en la lucha por el último Comodín de la Liga Americana.