Llama la atención el inquietante ruido en torno a la sensible problemática medioambiental, de alguna manera provocado desde instancias oficiales.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!
Causa extrañeza que temas tan neurálgicos como ese, se constituyan en fuentes de denuncias y protestas cada vez más continuas.
Esbozar cual globo de ensayo medidas que por su alcance puedan impactar en el orden ambiental y social, definitivamente no es aconsejable.
Los casos del Jardín Botánico y el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte son la más clara muestra de lo planteado.
La información dispersa y a medias desde más de un organismo oficial sobre el proyecto de modificación vial en el entorno del Botánico, alertó a ambientalistas y ciudadanos que lograron una rápida y efectiva convocatoria de defensa a ese patrimonio ambiental, principal pulmón del Gran Santo Domingo.
En este caso, aunque el manejo comunicacional errático volvió a hacerse evidente, creando enojo y repudio masivo, la garantía del presidente Luis Abinader de no tocar el parque, devolvió el sosiego a la población.
El Centro Olímpico, sin embargo, no corrió la misma suerte, pues en una sorpresiva y repudiable acción el fin de semana pasado, ese importante espacio fue víctima de la tala de numerosos árboles adultos, poniendo a su vez de manifiesto el descuido de los ministerios de Medio Ambiente y Deportes ante ese crimen ambiental.
De ahí el meritorio proceder de una población alerta y comprometida con la defensa de su patrimonio ambiental y la necesidad de que las autoridades hagan conciencia de que situaciones y posturas como las observadas ameritan ser evitardas y corregidas con todo rigor.