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Santo Domingo

India-Pakistán: Por qué un ataque es amenaza constante, pero la guerra parece improbable

Indira Guerrero

Nueva Delh.- Las tensiones entre la India y Pakistán han vuelto a alcanzar su punto álgido tras un mortífero atentado terrorista ocurrido el pasado 22 de abril en la Cachemira administrada por la India y en el que murieron 26 turistas.

Nueva Delhi ha señalado rápidamente a Islamabad, acusándole de patrocinar este inusual acto de violencia contra civiles, si bien no ha presentado de momento evidencias de esta vinculación.

Pakistán niega todo rotundamente.

Este último incidente ha desatado una nueva ola retórica por parte de ambos bandos: Islamabad asegura que posee “información de inteligencia creíble” que sugiere una inminente incursión militar india en las próximas horas.

A pesar de este clima de amenaza y de la posibilidad real de una acción militar inmediata, los analistas creen que una guerra a gran escala entre estos dos vecinos con armas nucleares sigue siendo una hipótesis muy remota o improbable.

“No espero una guerra a gran escala entre la India y Pakistán (…) Me inclino por que continúen los enfrentamientos discretos”, dijo a EFE el analista político y exasesor del Gobierno de la India Sanjaya Baru.

¿Por qué un conflicto militar importante entre la India y Pakistán es una preocupación aparentemente constante, una crisis a punto de estallar, mientras que una guerra a gran escala sigue pareciendo improbable?

La escalada siempre acecha

La relación entre la India y Pakistán se caracteriza por un ciclo persistente de tensión, donde cada incidente puede desencadenar una reacción, aumentando el riesgo de una escalada involuntaria. Los recientes enfrentamientos a lo largo de la Línea de Control en Cachemira, tras el ataque en el que murieron 26 turistas, son un reflejo de esta dinámica.

Este patrón de respuestas de ojo por ojo, aunque a menudo contenidas, conlleva el peligro inherente de un error de cálculo. En 2019, tras un ataque terrorista que mató a decenas de soldados indios, la India respondió con ataques aéreos en territorio paquistaní, lo que provocó una acción de réplica y un breve combate aéreo.

En tiempos de crisis, los líderes tanto de India como de Pakistán se enfrentan a una enorme presión para mostrarse firmes y decididos, con lo que tratan de tranquilizar a sus respectivas poblaciones con fuertes sentimientos nacionalistas.

“En el mejor de los casos, la India podría intentar hacer retroceder un poco al ejército paquistaní a lo largo de la Línea de Control e intentar mantener esa posición, como hizo China con la India en 2020”, agregó Baru, quien sugirió un escenario en el que Nueva Delhi podría considerar una incursión militar limitada para obtener ventajas tácticas en la frontera.

Baru también advirtió de que “ambos países pueden terminar cometiendo errores si los exaltados siguen al mando en ambos países”, y enfatizó el riesgo siempre presente de que decisiones precipitadas tomadas en momentos de alta tensión puedan conducir inadvertidamente a una escalada militar más amplia.

Los poderosos frenos a una guerra total

A pesar de la persistente amenaza de escalada, varios factores actúan como importantes frenos contra un conflicto militar a gran escala entre la India y Pakistán.

El freno nuclear: El principal es la existencia de arsenales nucleares en ambos bandos. La doctrina de Destrucción Mutua Asegurada (MAD) dicta que cualquier ataque nuclear a gran escala conduciría inevitablemente a una represalia devastadora, con pérdidas inaceptables para ambas naciones.

El coste devastador de la guerra: Un conflicto militar prolongado y a gran escala causaría daños catastróficos a ambas economías. Para Pakistán, que ya afronta importantes desafíos económicos, el impacto sería particularmente severo, ya que la apariencia de estabilidad es fundamental para mantener el programa de asistencia con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“La India tampoco quiere que la situación actual llegue tan lejos, ya que eso da a la cuestión de Cachemira un lugar destacado en los foros internacionales. Por otro lado, Pakistán atraviesa una serie de problemas internos, incluyendo la economía y, por supuesto, la insurgencia”, apunta por su parte un analista político radicado en la Cachemira india, que prefiere no ser identificado.

En la guerra diplomática, las bombas son de agua

Uno de los acontecimientos más preocupantes en la actual crisis es la decisión de Nueva Delhi de suspender el Tratado de las Aguas del Indo.

Este tratado, un acuerdo de larga data, regula el intercambio de recursos hídricos vitales entre ambos países, y es vital para los paquistaníes, que dependen de aguas de ríos que nacen en la India. Pakistán ha reaccionado a esta decisión y ha advertido de que si la India continúa con acciones que detengan el flujo de agua, Islamabad lo consideraría un “acto de guerra”.

Aunque el impacto inmediato de la suspensión del tratado podría no ser percibido de forma aguda por Pakistán, las implicaciones a largo plazo son potencialmente graves.

Pakistán ya está clasificado como uno de los países con mayor estrés hídrico del mundo, una situación agravada por políticas ineficientes de uso del agua y los crecientes efectos del cambio climático.

En este sentido, Pakistán corre el riesgo de convertirse en un país con escasez de agua en las próximas décadas. Si la India se retira permanentemente del tratado, podría obtener la capacidad de construir nuevas presas y utilizar mayores cantidades de agua para el almacenamiento, reduciendo significativamente el flujo de agua río abajo hacia territorio paquistaní. EFE

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