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Luis Abinader: El líder que inspira una nueva era para América Latina

Jimmy Rosario Bernar

Luis Abinader se ha convertido en una figura que trasciende las fronteras de la República Dominicana, proyectándose como un líder que entiende las necesidades de su país mientras tiende puentes hacia toda América Latina.

Durante el Acto de Apoyo a la Democracia en Venezuela, celebrado el este 9 de enero del 2025, su mensaje no fue solo un llamado a la solidaridad, sino una invitación a imaginar un futuro donde la libertad y la modernización sean los pilares de un progreso compartido.

En su discurso, Abinader no solo apeló a los principios democráticos; los humanizó al evocar historias y conexiones que trascienden generaciones. Recordó con profunda emoción las raíces históricas entre Venezuela y la República Dominicana: cómo Juan Pablo Duarte encontró refugio en Venezuela durante su lucha por la independencia y cómo Rómulo Betancourt, décadas después, arriesgó su vida para apoyar la transición democrática dominicana. Estas anécdotas no fueron un simple repaso histórico, sino una manera de recordar que los valores de libertad y solidaridad han sido siempre el alma de nuestros pueblos.

Más allá de las palabras, lo que distingue a Abinader es su capacidad para actuar. Bajo su liderazgo, la República Dominicana ha abierto sus puertas a miles de venezolanos que huyen de la crisis en su país, ofreciéndoles no solo un lugar seguro, sino también la oportunidad de reconstruir sus vidas. Estas acciones no son meros gestos diplomáticos; son una muestra de que un Estado moderno debe ser eficiente, pero también humano.

En su mensaje, Abinader hizo un llamado directo a las autoridades venezolanas, ofreciendo una salida conciliadora hacia la democracia. Su tono fue firme, pero empático. “Nunca es tarde para respetar la voluntad de un pueblo que -supongo- deben amar”, dijo, demostrando que el verdadero liderazgo no busca humillar, sino construir puentes incluso en los momentos más oscuros.

Pero su mensaje trascendió a Venezuela. Abinader habló para toda América Latina, dejando claro que la lucha por la democracia en cualquier país de la región es una causa común. En un continente donde las divisiones históricas han frenado el progreso, su visión de unidad y colaboración resuena como un faro de esperanza. La Declaración de Santo Domingo, respaldada por 22 países y la Unión Europea, simboliza esa apuesta por una región que defienda los derechos fundamentales y trabaje en conjunto para superar los retos del presente.

Luis Abinader está escribiendo un legado que combina la fuerza de nuestra historia con la aspiración de un futuro moderno y solidario. Su capacidad para articular los valores democráticos con políticas públicas efectivas demuestra que es posible construir un Estado que no solo funcione bien, sino que también inspire a su gente.

En medio de un mundo cada vez más incierto, su liderazgo se erige como un recordatorio de lo que América Latina puede lograr cuando sus líderes eligen el camino de la solidaridad, la dignidad y el progreso compartido. Luis Abinader no solo habla de libertad; la convierte en acción.

Su visión no se detiene en los desafíos del presente, sino que imagina una región más unida y más fuerte. Un lugar donde la modernidad y la libertad no sean solo ideales, sino realidades cotidianas. En tiempos de crisis, Abinader no solo lidera; inspira. Y nos recuerda que el verdadero poder no se mide por la fuerza, sino por la capacidad de transformar vidas.

 

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