Moncho Torres
Dajabón. Dominicana es uno de los países de América Latina y el Caribe con la mayor tasa de embarazos adolescentes, una lacra a la que mujeres impulsadas por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) han decidido poner fin con una ofensiva que incluye desde el empoderamiento de las niñas, hasta más educación sexual o planificación familiar.
El problema, que golpea sobre todo a los estratos más vulnerables, se acentúa en la frontera con Haití, con provincias como Elías Piña con el 79 % de los hogares con un nivel socioeconómico bajo o muy bajo, según datos del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD) difundidos en un informe por UNFPA.
El informe señala que en las provincias fronterizas el embarazo adolescente es más prevalente que en el resto del país, representando uno de cada cuatro embarazos, frente a uno de cada cinco en toda República Dominicana, situando al país con una de las mayores tasas de embarazos adolescentes de Latinoamérica, con 77 nacimientos por cada 1.000 mujeres entre 15 y 19 años.
Para combatirlo, se ha ido tejiendo una red con el apoyo de UNFPA que busca atacar el problema desde la raíz, con programas de planificación familiar no solo en centros de salud y hospitales, sino en el mismo barrio, en viviendas particulares conocidas como ‘casas claves’ dirigidas por lideresas comunitarias.
Grismary Carrasco está al frente de una de esas ‘casas claves’ en la localidad fronteriza de Dajabón.
“Fui una madre adolescente, pasé por esa etapa, por eso ahora me ha encantado manejarme para que las adolescentes no pasen por lo que yo pasé. Soy madre de tres niños y lo que tengo son 27 años”, explica a EFE Carrasco.
Esta joven destaca la “mayor privacidad” de la ‘casa clave’, donde reparte una media de 190 preservativos al mes: “A veces han venido a las 12, a la una (de la madrugada) y yo (les doy preservativos a los chicos) hasta por la persiana”.
Además se convierte en confidente de las adolescentes y anima a las jóvenes que, como ella, quedaron embarazadas.
“Eso es lo que más hablo y comento con nuestras adolescentes de la población, que aunque ya el embarazo llegó todo no termina ahí, (…) que hay que luchar por lo que se quiere”, relata.
La puerta de entrada al sistema de salud
Dentro de la red, como puerta de entrada al sistema de salud, están los conocidos como Centros de Primer Nivel de Atención (CPNA), donde se inician los controles de las embarazadas, antes de ser derivadas al hospital. También estos centros proporcionan métodos anticonceptivos.
La doctora Encarnación de Pula es la directora de uno de los CPNA de la localidad fronteriza de Pedernales, y, al igual que otros médicos de la región consultados por EFE, alertó sobre el alto número de embarazos adolescentes.
“Nos preocupa el asunto de las adolescentes embarazadas porque hemos visto que en un tiempo para acá ha aumentado el número”, afirmó la doctora De Pula.
La médico advirtió además de que según sus investigaciones, algunas menores de pocos recursos mantienen relaciones con adultos a cambio de favores, a pesar de que “está penalizado”. Lo justifican porque en su casa no hay suficiente comida o para comprar un teléfono “o ropa linda” como sus amigas.
‘Motoambulancias’ para llegar al hospital
En los últimos meses de embarazo, las madres son derivadas al hospital, aunque en estas provincias fronterizas, con pequeñas poblaciones apartadas a las que se accede por precarios caminos de tierra, la llegada al centro de salud puede suponer un reto.
En la provincia de Elías Piña, para llegar a esas comunidades, UNFPA donó cuatro ‘motoambulancias’, vehículos de tres ruedas con un espacio de carga trasero habilitado para pacientes.
Es miércoles, y el Hospital Rosa Duarte recibe a tres embarazadas llegadas en ‘motoambulancia’. Son de origen haitiano y trabajan en el campo. Llegan cansadas, después de más de una hora de viaje.
Entre ellas se encuentra Yolanda, de 30 años y 6 hijos, esperando el séptimo. Tenía 15 años cuando tuvo el primero.
‘Fabricando sueños’
UNFPA ha entendido sin embargo que, para alcanzar la meta de una República Dominicana con cero embarazos adolescentes, es necesario concienciar desde la niñez.
Alicia Estévez pertenece al club de chicas ‘Fabricando Sueños’ de Dajabón, donde tiene a su cargo a una treintena de niñas de entre 8 y 11 años, a las que enseña “los derechos que ellas tienen, sobre su cuerpo, sobre que nadie las puede tocar”.
Además, dice, “por aquí pasan muchos adultos que las engañan, le ofrecen cosas, le ofrecen un futuro muy lindo, entonces ya cuando salen embarazadas las dejan y se van”.
Frente a esto, les enseña a imaginarse un futuro diferente.
“Ahora ya quieren estudiar, trabajar, tener su propio dinero, que no necesitan que nadie les dé dinero. Han cambiado completamente su manera de pensar, que es lo que nosotros buscamos, empoderarlas”, sentencia.
Congregadas en el lugar, las niñas enumeran, decididas, qué les gustaría ser: azafata de vuelo, guardia, doctora, maestra, abogada, militar, ingeniera agrónoma, bailarina profesional, piloto. EFE