Noemí Jabois
Beirut.– El portavoz global de Unicef, James Elder, ve “escalofriantes paralelismos” entre las guerras de Gaza y Líbano en cuanto a una “falta de respeto” por la presencia de civiles, y alerta de que por mucho que el conflicto libanés sea políticamente “complicado”, respetar las leyes humanitarias no lo es.
En una entrevista con EFE en Beirut, lamenta cómo la opinión pública “ignora” los 400.000 menores desplazados en el Líbano y su media de tres niños fallecidos al día, mientras avisa también de una falta de financiación sin precedentes para esta crisis a la que no acaba de encontrar explicación.
“Sé que numéricamente no vemos un paralelismo con Gaza en este momento y esperemos no ver algo así nunca más en la vida, pero veo escalofriantes paralelismos en cuanto a una falta de respeto por dónde están los civiles, por dónde están los niños”, afirma Elder, de visita en el Líbano hasta el domingo.
“Cuando sigues viendo a menores con estas heridas de guerra horribles, no cabe duda de que describe de nuevo una forma indiscriminada y desproporcionada en la que se está librando esta guerra”, agrega el responsable de la ONU.
Falta de financiación
Elder, que ha visitado Gaza varias veces y estos días ha conocido a niños heridos por el conflicto en el Líbano, destaca las secuelas que dejan en los niños los fragmentos de las bombas “diseñadas para destrozar cemento” y asegura que nunca podrá olvidar el “olor de la carne de niño quemándose”.
“Y eso está pasando otra vez aquí. Hay menores que están tan rotos por las heridas y por haber estado bajo los escombros, que parece que estén siendo gravemente reconstituidos de nuevo”, recuerda.
“Es una guerra política complicada, pero respetar la ley humanitaria internacional, respetar la proporcionalidad y no ver estas víctimas infantiles masivas, ahora más de 200 niños muertos, no es complicado. Esa es la responsabilidad de Israel”, zanja el portavoz.
Poco después de que Israel iniciara su intensa campaña de bombardeos contra el Líbano el pasado 23 septiembre, las Naciones Unidas lanzaron una petición de financiación urgente por valor de 426 millones de dólares para hacer frente a los primeros tres meses de la crisis.
Elder explica que un mes y medio después, de los 100 millones correspondientes a Unicef, solo han recabado alrededor de un 17 %. “Nunca he visto ese tipo de déficit enorme en una crisis tan grande como esta que concita la atención internacional”, subraya Elder.
No sabe las razones, pero no cree que se trate de un “problema físico” dado que es una cantidad baja en comparación con las que se solicitan para otras crisis en el mundo, y dado que son los donantes bilaterales o gobiernos los que suelen cubrir este tipo de llamamientos.
Preguntado por la posibilidad de que haya motivos políticos detrás de esta escasez de financiación, prefiere no elucubrar, pero sí tiene claro que es “un golpe muy, muy cruel a los niños bajo ataque”.
“Estamos hablando del mayor desplazamiento y víctimas infantiles en dos décadas (en el Líbano), y la agencia más grande del mundo para los niños está financiada a menos del 20 % para eso en específico”, sentencia, incrédulo.
La “ironía” de las aulas
Mientras el Líbano teme una potencial segunda fase de la guerra que pueda derivar en un bloqueo con ataques al aeropuerto, puertos marítimos y vías terrestres; el portavoz de Unicef confirma que “siempre” tienen planes para mantener el suministro de ayuda en base a los “peores escenarios posibles”.
Desde el inicio de la ofensiva aérea israelí, 1,2 millones de personas han tenido que abandonar sus hogares en el país, unas 190.000 de las cuales se encuentran en más de un millar de instituciones educativas habilitadas como albergues para los desplazados, según datos oficiales.
Al responsable le preocupa el impacto de este desplazamiento masivo en la educación: “Está esta ironía amarga de que los centros de enseñanza son un último recurso para la gente, así que ahora los niños están durmiendo en aulas”, comenta.
No ve una “solución simple” al problema, pues las familias se ven desplazadas varias veces al no haber “una primera línea clara” en el conflicto. De hecho, cree que es “esencialmente imposible” para una organización conseguir que “los colegios sean colegios de nuevo” mientras dure la crisis.
“Conocemos el valor económico de la educación. Cuanto más continúe esto y cuanto más veamos conversaciones sobre un alto el fuego que parecen vacías, entonces más daño se hace al Líbano mucho más allá de los horrores contra la infraestructura, los hogares, las familias”, concluye.EFE