Daniel García Santana
El gobierno del presidente Luis Abinader acaba de tomar una serie de medidas para controlar la migración haitiana, con lo cual escuchó el clamor de una gran parte de la sociedad dominicana, que pedía actuaciones más energéticas para evitar que República Dominicana continúe llenándose de vecinos ilegales.
Una de las medidas más plausible, entre todas las anunciadas, es la de repatriar 10,000 haitianos semanales, aunque resulte dolorosa por la terrible situación del sufrido pueblo haitiano.
Pero una de las acciones que el Gobierno debe poner mayor énfasis, es el control fronterizo, para evitar la entrada de más haitianos ilegales a República Dominicana, porque a veces me parece que los haitianos llegan al país “como a su casa”, por el tráfico humano y las debilidades en las zonas limítrofes entre las dos naciones.
Me satisface que ahora Migración es dirigida por el vicealmirante Luis Rafael Lee Ballester, un militar de carrera, ya que históricamente se ha señalado a guardias como responsables de la mafia que permite la entrada ilegal de haitianos a nuestro territorio.
Pero mejor aún es que el comandante general del Ejercito de República Dominicana, mayor general Jorge Iván Camilo Pérez, dijo que ya tienen identificadas las redes de tráfico de personas entre este país y Haití.
A largo de la historia dominicana, el problema mayor de la migración del vecino país hacia acá ha sido la facilidad de entrada de los haitianos a esta nación. Una ecuación sencilla: Sino lo dejamos entrar, no tenemos que sacarlos.
Ya el presidente Abinader había advertido la semana durante su presentación en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que, de no actuar con rapidez sobre la situación haitiana, República Dominicana tomaría medidas especiales, como las anunciadas.
Esperamos que todas las medidas sean cumplidas cabalmente por la Dirección General de Migración y los organismos de seguridad del Estado, porque República Dominicana no puede seguir cargando sola con el peso de la desgracia humana haitiana.
