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Santo Domingo

«Culebras» al volante

Daniel García Santana

Recientemente, mi hijo de apenas ocho años se asombró por la imprudencia cometida por un conductor. Ese “mal educado” se subió por encima de los pilotillos para acceder a un paso a desnivel primero que otros vehículos que estaban delante del suyo.

Esa es una escena que se repite a diario en las vías de las principales ciudades de nuestro país, bajo el sufrimiento de otros conductores que manejan con decencia y apegado a la norma de seguridad y respeto al prójimo. Algunos conductores decentes solo reprimen a los “robadores de espacios” con bocinazos y “san antonios mentales”.

Este tipo de imprudencia es cometida, a veces, bajo la vista gorda de agentes de la Dirección General de Tránsito y Transporte Terrestre, (DIGESETT) a sabiendas de que ese tipo de acciones es sancionada y tipificada en la Ley de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial (63-17) como manejo temerario, porque pueden provocar un accidente, como ha sucedido en algunas ocasiones.

La repetición de esas y otras imprudencias en las vías de comunicación terrestre muestra, además de dejadez en la imposición de sanciones económicas a los infractores, la falta de educación vial y de conciencia de la mayoría de conductores, que manejan como “culebras” que se mueven solas en calles, avenidas, autopistas y carreteras.

Si se continúa con ese tipo de comportamiento, los esfuerzos de ampliación de vías, reforzamiento del transporte del público y otras soluciones no tendrán el impacto de agilización del tránsito terrestre esperado, principalmente, por los habitantes de las grandes ciudades, como el Gran Santo Domingo y Santiago.

La educación vía y la concientización sobre la responsabilidad al conducir es una materia que debemos reforzar en los centros educativos, iglesias, grupos comunitarios y a través de campañas masivas por las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales, por el bien común.

 

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