Mercedes Castillo
El estado de salud mental y físico y la edad no ayudan mucho al presidente norteamericano numero 46, Joe Biden en el actual proceso electoral de noviembre venidero en los Estados Unidos.
Su penoso desempeño en el debate presidencial, realizado por CNN el pasado 27 de junio entre él y el expresidente Donald Trump evidencia o deja claro, por un lado, las dificultades que tendría, no solo para ganar las elecciones de noviembre, sino para gobernar los próximos 4 años a los Estados Unidos. Por su parte, Donald Trump, de edad avanzada también, con una conducta reprochable de estafas al Estado y de comportamientos irrespetuosos con mujeres probadas por la justicia, y de mentiras dichas en el debate, según estableció Biden y analistas lo hacen no merecedor de tan alta investidura.
Ya la convención Republicana escogió a Donald Trump como su candidato presidencial y al senador republicano J D Vance como su vicepresidente.
En dicho debate se observó a un Biden, aspirante a la candidatura presidencial nueva vez por el Partido Demócrata desconcentrado e incoherente, generando fuertes críticas a lo interno y externo de su partido, llegando al punto de pedirle la renuncia a la candidatura, para darle paso a otra persona que pueda tener un mejor desempeño electoral. Cosa a la que al principio se ha negado, pero que últimamente se ha mostrado más flexible, dejando abierta la posibilidad de ceder.
Tanto Joe Biden como su partido son conscientes de lo que significa que Donald Trump gane las elecciones en los Estados Unidos en estos momentos. Es decir, lo que marca el librito al establishment norteamericano. Y, es que con eso no se juega, bajo el entendido de que podría ponerse en peligro la estabilidad del imperio mas grande del mundo.
Los demócratas tienen la responsabilidad histórica de llevarle certidumbre al partido y a la sociedad norteamericana. Trump por su comportamiento archi conocido no genera la tranquilidad y confianza requerida en sectores importantes de dicho imperio. De ahí la alta preocupación que conlleva a solicitarle a Biden renunciar a la aspiración presidencial.
Esa petición es mas que justa. Pues la fructífera hoja de vida del presidente Biden no debe terminar desastrosamente. Todo líder responsable debe ser sensato, retirándose a tiempo de la contienda, sin que se lo pidan. Por prudencia, respeto y lealtad a su pueblo, que siempre lo ha respaldado debe retirarse por la puerta grande, y dedicarse a contribuir, a partir de ahora a la formación y pujanza de un nuevo liderazgo. Ya jugo su rol e hizo sus aportes. Ojalá que este fin de semana el panorama sea otro. Que así sea.
