María Muñoz Rivera
Mientras que en pasarela el estampado de leopardo ha aparecido de la mano de firmas como Alaïa, Alexander McQueen, Blumarine o Dolce & Gabanna, modelos como Elsa Hosk y famosas como Hailey Bieber o el clan de las hermanas Jenner recurren a este estampado, confirmando la vuelta de los 70 a la moda.
Desde la firma Alex Rivière Studio posicionan esta tendencia como “el estampado más atemporal”. Y es que, aunque este entramado también haya servido como fondo de armario para artistas del rock como los componentes de los Rolling Stones, David Bowie o Kurt Cobain, la tendencia vuelve ahora envuelta en un halo de feminidad.
Uno de los responsables de esta nueva obsesión por el estampado es la microtendencia imperante este invierno, ‘mob wife’ -en referencia a la estética de las mujeres de la mafia- con grandes abrigos de pelo, maquillajes marcados, manicuras en rojo, prendas de cuero en burdeos y el estampado de leopardo como estandarte de estilo.
Aunque la prenda también ha representado feminidad durante más ocasiones a lo largo de la historia. Y prueba de ello son las innumerables veces que la actriz y modelo Brigitte Bardot apostaba por incluirlo en vestidos vaporosos de tirantes, o bien en pañuelos que ataba a su cabeza en forma de diadema o bien en cuello y cintura.
Si durante los últimos años la tendencia aparecía, de vez en cuando y de forma discreta en accesorios como bolsos, zapatos o cinturones, la guía de uso de este estampado en la actualidad camina hacia el “más es más” en estilismos completos, que van desde vestidos mini y largos hasta sandalias de tacón o, la prenda más viral, pantalones.
“Por supuesto que llevar esta tendencia de forma completa es para los más arriesgados y no todo el mundo se puede ver bien con ella, el truco está en introducirla poco a poco”, explica a Efe la estilista Rocío de la Calle sobre la forma de sumarse a la guía de estilo para lucir este estampado según dictan las tendencias del momento.
De tiro medio, rectos, anchos y en tela vaquera de efecto desgastado, el modelo de este estampado lanzado por Zara en invierno colgaba la etiqueta de agotado a horas de lanzar el producto y aparecía, en páginas de reventa, por un precio que multiplicaba por tres el valor original del producto.
Junto a la fiebre por los pantalones largos de corte amplio, también la de faldas largas en tejidos brillantes como la seda, que precisamente “dan ese aspecto femenino y son una opción más ponible para aquellas personas que suelan vestir de forma más clásica pero que quieran sumarse a esta tendencia”, apunta.
En el calzado; un acierto de fondo de armario
También para aquellas personas para las que “el estampado como protagonista pueda parecer recargado”, las firmas de calzado se hacen eco; desde zapatos en textura de la nueva línea propuesta por Doctor Martens a bailarinas, como las que lanza la firma Adeba.
“Los planos en leopardo son un clásico siempre con el que dar gracia a cualquier ‘look’”, señala la estilista, que propone como infalibles “los modelos clásicos de punta redondeada y pequeña lazada sobre el empeine” o bien, más en tendencia, “destalonados y de punta afilada”.
La firma responsable de introducir el estampado en las tendencias de calzado venía de la mano de Adidas y sus Wales Bonner, lanzadas el pasado noviembre, populares entre prescriptores y editores de moda y cuyo precio se ha disparado: Más de 600 euros en plataformas de reventa.
De neutros a estilismos recargados
Vestidos tipo camisero de telas livianas y otros de tirantes finos contrastan con los de silueta tipo años 60, una opción compartida en redes sociales de corte mini, brazos al aire y escote tipo barco que llega a tiendas de moda rápida y por la que se decantan influyentes como Chiara Ferragni.
Entre los mejores colores para lucirla señala apostar por neutros, como “el blanco y el negro”, o bien sumarse a la estética ‘mob wife’ y conjuntarlo con “prendas como el rojo o el burdeos, muy de moda en esta temporada” e, incluso, combinarlo con otros estampados como el floral, la apuesta de la firma Diesel en pasarela.
De cara al verano, la estilista explica que la tendencia vendrá de la mano “de recrear esas escenas de costa Amalfitana de la era dorada de Hollywood, con bikinis sencillos de triángulo y bañadores que pueden llevarse, además, a modo de ‘body’ con una falda o un pantalón amplio”.