El país sigue sin salir del asombro y el espanto. Tres efectivos de la Armada, adscritos a la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), ejecutados por una patrulla de la Policía Nacional, adscritos a la Dirección de Crímenes y Delitos DICRIM.
Videos que registran imágenes de las víctimas apresadas y conducida vivas, para horas después ser reportados muertos en alegado intercambio de disparos.
A varios días del hecho, el Ministerio Público anuncia que iniciará las investigaciones, mientras entidades como la Armada, la Policía Nacional y otros órganos permanecen en silencio.
El hecho es tan ominoso y terriblemente perturbador que amerita de una reacción al más alto nivel del Estado.
Dos instituciones fundamentales para garantizar el orden público y la seguridad nacional tienen en juego su reputación y crédito ante la población.
O actuamos con responsabilidad y firmeza frente al horror y la afrenta, o nos exponemos a terribles consecuencias.