Jorge Luis Torres
Los peloteros de Cuba, que tienen grandes intenciones en el béisbol organizado, se ven en la obligación de abandonar su patria para convertirse en estrellas de ese deporte.
Se pueden citar nombres importantes que han salido de ese país, que hoy son las caras de sus respectivos equipos.
Randy Arozarena, de Tampa, los tejanos Adolis García y Aroldis Chapman, así como Yordan Álvarez, de Houston, son de los cubanos que salieron de manera ilegal de su país y son estelares en las mayores.
Así es el caso de Dairon Blanco, un prospecto de la organización de Kansas, que desertó en el 2016, cuando tenía 23 años, para pertenecer a la élite del béisbol.
Blanco, criado en Camagüey, aprovechó para salir de su tierra cuando la selección sub23 de Cuba se preparaba para tomar parte en el Campeonato Panamericano de Béisbol, que se jugó en Panamá en 2017.
El jardinero viajó para la República Dominicana, donde fue firmado originalmente por el conjunto de los Atléticos de Oakland.
Recibió una bonificación de 300 mil dólares, que siguen siendo parte de sus ahorros, ya que no se considera una persona ostentosa.
Raymond Abreu, director de operaciones de América Latina por los Atléticos, fue el scout que se encargó de la firma. Abreu también fue el gerente general de los Toros del Este desde la temporada 2018, hasta el 2022.
“Salir de Cuba fue una de las experiencias más difíciles que he pasado durante mi vida. Dejar a mis padres en el régimen fue una decisión complicada, pero ahí están los frutos. Gracias a Dios que tomé esa decisión”, manifestó Blanco, quien juega con el equipo de las Estrellas Orientales en la Liga Dominicana de Béisbol (Lidom).
Dairon viene de una familia de deportistas, su padre Ignacio Blanco, fue jugador profesional de balonmano, mientras que Magdalena Lamadrid, su madre, jugó voleibol.
Mencionó que la mayoría de sus primos practican atletismo de manera profesional, y otros compiten en lucha. En su niñez fue luchador por igual.
También jugó fútbol y voleibol, disciplinas de segundo plano, que practicó durante su tiempo libre.
“Vengo de una familia de atletas donde ponemos el deporte en primera instancia. Creo que eso me ha dado la perseverancia para jugar el béisbol, donde se pierde más de lo que se gana”, añadió el camagüeyano.
En su paso por las Grandes Ligas en 2023, jugó 69 partidos con los Reales y bateó .258 con tres jonrones y siete dobles. Impulsó 18 y se robó 24 bases.
Mientras que en Lidom, con las Estrellas, lleva .220 de promedio con dos impulsadas, 11 sencillos y ocho robos en 15 juegos, según los datos suministrados por la página oficial de la Liga Dominicana de Béisbol.