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Santo Domingo

Haití, y el pacto para repartir culpas

Pascual Ramírez

Todos tenemos derecho a equivocarnos. Errar es humano y nadie es perfecto. Incluso, se admite que los errores forman parte del aprendizaje humano para hacer después las cosas mejor. Eso es muy cierto. Pero otra cosa muy diferente es hacer de los yerros una política permanente de Estado. Y es lo que ha estado ocurriendo desde que este gobierno tomó las riendas del poder en el 2020.

Han sido casi cuatro años de errores en errores, de tropezones en tropezones, de caída en caída, como si el suelo fuera su objetivo permanente. Y lo peor es que el candidato releccionista, Luis Abinader no sabe levantar cabeza, porque como dice una canción de Silvio Rodríguez, “ojo que no ven más allá no ayudan al pie”.

Y ese es el gran problema de Luis Abinader: una gestión de cambio y reversa bruscos que han dejado al país estancado en sus viejos problemas, y lo que es peor, agravándolos, por su ineficacia, por su inexperiencia, por su inoperancia, por sus improvisaciones, por sus carencias de planes y por su falta de voluntad política para corregirlos.

A toda la lista de torpeza anteriores, ahora se suma otra nueva, relacionada con el impasse surgido a raíz del desvío de las aguas del Río Masacre, donde Abinader se ha dejado ahogar por los haitianos y ahora pide auxilio dentro y fuera del país para que le resuelvan el lío que contribuyó a crear por su mala gestión de la crisis.

Sí, Abinader quiso sacar ventajas políticas para su proyecto reeleccionista, montándose en la ola de nacionalismo patriotero que exacerbó hasta lo último, hasta que ese recurso se le agotó. Y cuando vio que ya no le servía para más, entonces quiso hacer al final lo que debió haber hecho al principio, buscando ya el control de daños, en vez de la solución. Esto También pasa con el dengue.

En su afán de protagonismo e individualismo, se negó a escuchar las sabias sugerencias y consejos de expertos y líderes nacionales. Prestó oídos sordos a las recomendaciones bien intencionadas, asertivas y equilibrada del líder de la oposición política en la Republica Dominicana, el Doctor Leonel Fernández para que los dominicanos saliéramos gananciosos y bien parados de la situación.

En lugar de considerar reflexivamente lo que dijo Leonel al respecto, el gobierno de “popis” prefirió seguir reinando mediáticamente, porque para él esa banalidad era más importante que la búsqueda real de una solución inteligente y efectiva. De ahí que, soltara contra el Doctor Leonel Fernández a todos sus vocinas y sabuesos de la comunicación, asi como los patrioteros de nuevo cuño.

Y no solo contra Leonel, sino que todo el que ha disentido de la política oficial es sacrificado en la hoguera de la intolerancia y el nacionalismo irracional que el gobierno usa oportunistamente para engañar incautos y buscar “likes”, y lo que ha hecho en si, es divider el pais. Ahora en vez de asumir la responsabilidad de sus errores y tener la valentía de cargar con ellos y sus derivaciones políticas que han llevado a la quiebra a los productores nacionales, se inventan otro yerro.

Ahora, cuando los haitianos demostraron que fueron mejores ajedrecistas en el manejo de la crisis; ahora, cuando los haitianos nos han ‘asqueroseados’, ‘ninguneados’ y ridiculizados, poniéndonos a ‘pedir cacao’ en las fronteras, con su negativa de abrir el comercio; ahora que los haitianos les tumban el pulso a Abinader y su gobierno, quieren que todos nos suscribamos en la defensa de las acciones del Gobierno.

Pero ya no hay tontos y la estrategia del gobierno ha sido desvelada, pues lo que busca es que todos nos sentemos en su mesa para que la culpa y las consecuencias negativas de sus improvisaciones y errores se repartan entre todos, para que a todos nos toque una parte de la fiesta alocada en la que no fuimos convidados.

¡Qué bueno es así!

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