Venecia Joaquín
Toda la población dominicana, esto es, partidos políticos, empresariado, etc., que quieran proteger la soberanía de la nación, deben apoyar la decisión que, con firmeza y coraje, tomó el presidente Luis Abinader, de cerrar la frontera con Haití, buscando respeto, paz y bienestar para ambas naciones.
Haití y RD comparten una pequeña isla; Haití es un Estado fallido, prácticamente, sin gobierno, donde reina el caos, la miseria, la criminalidad organizada; para sobrevivir, muchos buscan llegar a RD, mientras empresarios privados hábiles, ambiciosos, aprovechan los conflictos para aumentar sus riquezas. Un grupo de ellos comenzó a construir un canal para desviar las aguas del Rio Masacre que nace en RD, violando un tratado de Paz, Amistad y Arbitraje firmado en 1929. Esa acción, les resulta más fácil que fomentar la reforestación, sembrar árboles, para tener ríos. El presidente Abinader pidió que detuvieran el canal o cerraría la frontera por aire, mar y tierra; siguieron su construcción; la cerró.
El cierre de la frontera afecta ambas naciones; es un mercado estupendo para RD y es fuente para sobrevivir miles de haitianos. Sin embargo, cerrarla es la lección más contundente que se puede enviar, no solo a los haitianos sino a los organismos internacionales, ONU, OEA; etc., para que comprendan que Haití necesita establecer una infraestructura productiva, para que no dependa de RD, que no puede con esa carga; parecería que los organismos evaden el problema, pues no es cuestión de llevarle comida y limosnas, sino de ayudarlos a establecer un gobierno, estructuras fuertes, para que la población pueda desarrollar sus potencialidades y vivir en paz.
Entristece ver el pueblo haitiano, huérfano de gobierno, sin rumbo, hambriento, infeliz, debemos ayudarlos a buscar bienestar; si queremos verlo elevar su nivel de vida, detengámonos a reflexionar; que el presidente Abinader cerrara la frontera es como encender una antorcha, una luz, una señal, a la comunidad internacional, para que pongan atención al llamado que le viene haciendo desde distintos escenarios, para que auxilien Haití; esa antorcha es también para que los haitianos piensen en organizarse, desarrollarse, producir, sin depender del vecino y estableciendo un gobierno que se ocupe del pueblo; esa antorcha es una señal, para que los dominicanos aprendamos a vivir mas independiente de la mano de obra haitiana en agropecuaria, construcciones, etc.
Indiscutiblemente, el cierre de la frontera es un pellizco a la isla, donde más le duele; un llamado de atención; hay que ser valiente y muy patriota para darlo en plena campaña política; es poner la nación por encima de intereses personales. Algunos líderes políticos hubieran esperado, conceptualizando, analizando; buscando salida diplomática, complaciendo empresarios a cambio del voto, poder y dinero y hasta dejando construir el canal. Complace saber que el Presidente Abinader , no importa el precio, cuida la patria, hace que la respeten. Sabemos que ha seguido el dialogo diplomático por la construcción del canal en Haití pero con coraje, ¡cerró la frontera! . Ojalá surja un arbitraje internacional, que ayude. Mientras tanto “nos damos a respetar, o el crimen organizado nos arropara también a nosotros”.