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Argentina, de la gloria olímpica de Atenas 2004 a la debacle dos décadas después

Concepción M. Moreno

Buenos Aires.– No hay aficionado al baloncesto en el mundo -salvo que fuera estadounidense, obviamente- que no se emocionara en 2004, cuando en los Juegos Olímpicos de Atenas la selección argentina derrotó al todopoderoso ‘Dream Team’ en semifinales para alcanzar la final y después el oro ante Italia.

Destacadísimos nombres estadounidenses como Tim Duncan, LeBron James, Carmelo Anthony, Allen Iverson o Dwayne Wade no pudieron en la penúltima ronda de la competición con un combinado que había iniciado su leyenda dos años atrás, en el Mundial de Indianápolis, al conseguir la medalla de plata y que implantó durante 15 años un sello de calidad en el baloncesto FIBA: la ‘Generación Dorada’.

Fabricio Oberto, Luis Scola, Andrés Nocioni y, sobre todos ellos, el liderazgo de Emanuel ‘Manu’ Ginóbili fueron los jugadores más descollantes de aquella selección capaz de maravillar por juego y resultados en todo el mundo.

De aquella espectacular combinación de jugadores que lograron la plata en el Mundial de Estados Unidos 2002, el oro en los Juegos de Atenas 2004 y el bronce en Pekín 2008, además de varias medallas en el FIBA Américas, aún sigue como jugador en activo el escolta Carlos Delfino, quien, a punto de cumplir 41 años, este domingo aportó 15 puntos y 5 rebotes, pero vio cómo a Argentina se le esfumaba el sueño de celebrar los 20 años de Atenas en París 2024.

La derrota por 82-75 ante Bahamas en la final del Torneo Pre-Clasificatorio Preolímpico de las Américas 2023, que concluyó este domingo en la ciudad argentina de Santiago del Estero, fue un hachazo a las ilusiones del baloncesto albiceleste, que ya en febrero quedó fuera del Mundial de Filipinas, Indonesia y Japón, que comienza el 25 de agosto.

DESDE SÍDNEY 2000

La de París será la primera cita olímpica desde Sídney 2000 en la que no estará la selección argentina de baloncesto.

Oro en Atenas 2004, bronce en Pekín 2008, cuarta en Londres 2012 tras perder la lucha por el bronce, cuartofinalista en Río 2016 -que marcó el adiós de Nocioni y Ginóbili- y Tokio 2020 -tras los que se retiró Scola-, la Albiceleste fue en las últimas décadas una de las grandes animadoras, junto a España, del baloncesto internacional fuera de la órbita de Estados Unidos y la NBA.

Al frente de este equipo, como seleccionador, está otro de los integrantes de aquella ‘Generación Dorada’, el exbase Pablo Prigioni, hoy asistente en los Minnesota Timberwolves, de la NBA, en cuyo palmarés sólo falta el oro de Atenas por decisión del entonces técnico, Rubén Magnano.

“Era fácil venir a la selección cuando había seis o siete jugadores en la NBA, cuando era una potencia. Ahora no es esa la situación; de hecho, Bahamas tenía tres jugadores de NBA y nosotros ninguno. Nuestra realidad es esta, sin jugadores en la NBA, con buenos jugadores en Europa, y tenemos que centrarnos en eso, en esa transformación”, dijo el técnico tras la derrota ante Bahamas.

Y, como explica el que fuera jugador de, entre otros, Baskonia y Real Madrid en la Liga ACB y Houston Rockets y New York Knicks en la NBA, el panorama actual es muy diferente: ya en el Mundial de China 2019, Argentina fue un milagroso subcampeón, al caer ante España en la final, con un Scola a punto de decir adiós pero como líder del equipo y sin jugadores NBA en sus filas.

La mejor liga del mundo comenzará esta temporada sin un solo jugador argentino, después de que en los últimos años pasaron por ella Facu Campazzo, Gaby Deck, Leandro Bolmaro o Nicolás Laprovittola.

Estos dos últimos faltaron a la convocatoria de Prigioni para el Pre-Clasificatorio que daba acceso a los Preolímpicos de julio próximo rumbo a París 2024. Es uno de los motivos que puede analizarse al hablar de la dura eliminación.

Otro fue la convocatoria en Bahamas de los NBA Deandre Ayton, Eric Gordon y Buddy Hield, que aportaron la calidad suficiente al cuadro caribeño para seguir hacia el sueño olímpico y elevó el nivel de un torneo para el que Argentina era máxima favorita.

Pero, sin duda, esta eliminación marca un antes y un después -como lo hizo la no clasificación al Mundial 2023- y, como resumió al final del encuentro Campazzo al canal TyC Sports: “Hay que masticar esto y seguir para adelante. Hay que seguir construyendo y la mejor manera de hacerlo es con ganas”.

Cuando Argentina cayó ante República Dominicana en las eliminatorias para el Mundial, más de uno de sus integrantes destacó lo duro que sería ver la cita asiática por televisión. Más terrible parece ver los Juegos Olímpicos de París al tiempo que el país celebra el oro de Atenas dos décadas después. EFE

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