David Toro Escobar
Ciudad de Guatemala. Los altos niveles de pobreza, una creciente crisis migratoria, el deficiente sistema de salud pública y una profunda ingobernabilidad serán los principales desafíos que asumirá el próximo presidente de Guatemala, a definirse este domingo entre la ex primera dama Sandra Torres Casanova y el progresista Bernardo Arévalo De León.
El mandatario que salga elegido también enfrentará una democracia debilitada seriamente en los últimos ocho años, especialmente durante el Gobierno del actual presidente, el conservador Alejandro Giammattei, según el análisis de diversas organizaciones internacionales.
“Hay una visión generalizada entre la población de que no podemos seguir por el mismo camino”, explica a EFE la politóloga Gabriela Carrera, directora del departamento de Acción Pública de la universidad privada Rafael Landívar.
“La realidad socioeconómica, la desigualdad, los bajos salarios y el notable aumento de un diez por ciento en los precios de la canasta básica en los últimos dos años” son, juicio de esta analista, los principales problemas para el nuevo Gobierno, que se “conjugarán” además “con los desafíos socioculturales como la violencia y la migración”.
El próximo mandatario necesitará además de “acciones rápidas para solucionar la demanda social” en un Estado donde existe una fuerte ingobernabilidad y las instituciones son muy débiles.
LA POBREZA Y CRISIS MIGRATORIA
La candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza o el aspirante de la agrupación política Movimiento Semilla tendrán que administrar un país donde 4,6 millones de 18 millones de habitantes padecen una crisis alimentaria, según un informe difundido el pasado mes de mayo por la organización internacional Oxfam.
Además, la mitad de la población guatemalteca vive en condiciones de pobreza, y en las zonas rurales, nueve de cada diez familias carecen de servicios básicos y subsisten en condiciones precarias, de acuerdo con datos del Banco Mundial.
“El nuevo Gobierno no contará con recursos para poder mantener al pueblo de Guatemala. Son los migrantes que viven en el extranjero con sus divisas los que mantienen a las familias del país”, cuenta a EFE Guillermo Quevedo, un ciudadano pensionado de setenta años.
La pobreza es uno de los principales motivos que obligan anualmente a unos 300.000 guatemaltecos a emigrar a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida, según estimaciones de la Cancillería del país centroamericano.
Es por ello que la banca central de Guatemala proyecta que en 2023 los connacionales asentados en Estados Unidos enviarán más de 19.400 millones de quetzales en remesas, lo que superaría por un 7,5 por ciento los 18.040 millones recibidos el año pasado.
Torres Casanova o Arévalo de León también recibirán un mermado sistema de salud, que no abarca todo el territorio.
“La salud pública quedó en muy mal estado después de la pandemia de la covid-19, que mostró las carencias de la Administración del actual presidente, Alejandro Giammattei”, explica la analista Carrera.
Es por ello que los comicios del domingo no garantizan, en opinión generalizada de la población, una solución a todos los problemas que enfrenta la sociedad guatemalteca.
“Los problemas del país no pueden ser abordados sólo por el presidente”, relata a EFE Iris Sactic, una ciudadana entrevistada en el centro de la nación centroamericana antes de los comicios del próximo domingo,en los que 9,3 millones de ciudadanos están llamados a las urnas. EFE