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Santo Domingo

Masa de votantes menor de 25 años puede ser decisiva en futuras elecciones

Manuel Hernández Villeta

La inseguridad de las escuelas, donde  por horas  se conoce el amargo trago de la violencia, abre nuevas expectativas hacia el futuro socio-político del país.

La exclusión escolar es masiva. Va aumentando en forma preocupante la deserción escolar desde el sexto hasta el último año pre-universitario. Visto el panorama de la enseñanza, la sociedad va camino de los analfabetos integrales.

Siendo realista esto significa que estamos afianzando  la sociedad de las élites. Los colegios, aún los de clase media, tiene un nivel de enseñanza superior a la escuela pública, y la deserción es mínima.

Esto refleja bien claro que seguirá ahondándose la miseria y la exclusión en esa gran masa desamparada que desde niños van a la escuela pública, sometida hoy a ser un cuadrilátero de boxeo y lucha libre.

Las estadísticas oficiales reseñan que en un año calendario se cometieron más de 120 mil  actos de violencia y atropellos en las escuelas o su zona de influencia.

Además, la reseña de la prensa diaria da conocer todos los días desde la muerte de estudiantes en hechos que se involucra a profesores, hasta a un adolescente que le fuera amputada una mano por un pandillero.

La violencia que parte de los planteles, los crímenes y atracos callejeros, llevan a las familias a recluir en sus hogares a sus hijos, desde niños hasta adolescentes, convirtiéndolos en usuarios de las redes sociales, creando su mundo virtual. ¿Cuántos jóvenes tendrán oportunidad de votar por primera vez en las venideras elecciones?.

La juventud de votantes de hoy se atrae por la diversión  cibernética, y no por el contacto personal. Desde la primera infancia los niños tienen su Tablet y se comunican con sus amigos de las redes, pero sin tener un verdadero contacto humano y presencial.

Esa masa de votantes menor de 25 años puede ser decisiva en futuras elecciones. De hecho va desplazando a la eterna mayoría silenciosa. Es un conglomerado amorfo, intangible, pero que no es silencioso y se expresa, en su lenguaje y el anonimato del seudónimo, contra las injusticias y los abusos.

Para ganar las elecciones presidenciales, los partidos tienen que ir a la comunidad digital. Una funda de comida no tendrá importancia, sino que se impondrá el mensaje sutil, sin profundidad, pero atrayente para que se produzca un clic mágico de los seguidores.

Que los partidos busquen desde ahora las estadísticas de población, y vean cuantos jóvenes entre 18 y 25 años tendrán derecho a voz y voto en las elecciones. Ese segmento está sacando de las decisiones a la mayoría silente, como los barrios marginados quitaron la hegemonía  a la zona rural.

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