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Santo Domingo

Bebés en silencio

María Hernández

Nunca antes, en la historia de la República Dominicana, había ocurrido un deceso tan grande de bebés que casi alcanza el centenar en un solo centro de salud dedicado al cuidado y atención de madres con sus recién nacidos como ocurrió este 2023 en la Maternidad San Lorenzo de Los Mina.

Todavía la población no se repone del asombro y de la consternación al saber que 72 bebés perdieron la vida en los tres primeros meses de este año en circunstancias aún no bien aclaradas, por la contaminación de un recién nacido que supuestamente tenía una bacteria y se propagó a los demás. Tan solo en el mes de febrero 34 bebés murieron en esa maternidad por un brote infeccioso.

No hay excusa para querer minimizar una situación tan grave y que ha afectado a niños y niñas, muchos de los cuales apenas comenzaban a abrir sus ojos.

Un hecho de esa naturaleza hubiera ocurrido en un centro de salud privado y fueran muchas las personas del área de salud que estuvieran en estos momentos tras las rejas, pero son padres pobres que no salen de la consternación luego de haber recibido tan desafortunada noticia.

Aunque han suspendido a algunas de las autoridades que dirigían ese centro de salud materno infantil nada acabará con el dolor y la desesperación de padres y madres que han quedado con los brazos vacíos sin nadie que les devuelva el don más preciado que han perdido, sus hijos.

No nos imaginamos esas sepulturas. Debe ser un cuadro deprimente y desolador. No hay información de qué hacen con esos cuerpos, si se los entregan a los familiares o el centro se encarga de sus depósitos finales.

Todas esas madres deben ser tratadas con psicólogos para que no queden con traumas permanentes, al igual que a los miembros de esa familia donde ha sucedido la pérdida del bebé.

Cuántos sueños quedaron por realizar. Cuántas ropas amarillas, rosadas, azules y blancas quedaron sin estrenar. Colchones,mosquiteros con detalles de muñequitos y peluches de goma se quedaron sobre la cuna.

Silenciaron a los bebés para siempre. Médicos, enfermeras y personal de turno callaron una verdad a voces que retumbaba cada vez que a un familiar se le informaba que el recién nacido había fallecido.

En 2021, según un informe del Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), 1,9 millones de bebés nacieron sin vida durante ese año. También reveló que muchas de esas muertes trágicas pudieron  haberse evitado si las madres y los recién nacidos, así como los adolescentes y en especial  los niños tuvieran acceso de manera equitativa a una atención en salud de alta calidad.

En nuestro país, los tiempos en las administraciones del Estado han cambiado mucho. Nadie quiere que parta de este mundo un solo bebé, por lo que duele como si se tratara de un familiar nuestro. Un acontecimiento tan degradante de la persona humana debió tener del gobierno una respuesta similar: La cancelación del Ministro de Salud Pública y la cancelación, además del director de la maternidad, de los  subdirectores y encargados departamentales de esa institución, como ha ocurrido en otras gestiones con un número de fallecimientos sustancialmente inferior al que ha ocurrido.

Organizaciones políticas como el Partido de la Liberación Dominicana consideraron como cifras «verdaderamente alarmantes» las muertes de los bebés y otras han mostrado también su indignación ante un hecho injustificable que  no debe volver a ocurrir mientras se tenga memoria de esta barbarie sucedida.

Se espera que de ahora en adelante se ponga un mayor cuidado a los recién nacidos y sus madres para que se reduzca a cero el número de bebés que mueren en nuestro país por las condiciones vulnerables en que nacen  estos infantes, muchos de madres haitianas que vienen a traer sus hijos al mundo al país.

 

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