Don Franklin Domínguez, fue homenajeado el fin de semana por la II Temporada de Teatro Banreservas, en acto montado en Sala Ravelo tras adjunto a la la presentación de la obra clásica del teatro absurdo Las Sillas (Eugene Ionesco).
La placa de cristal óptico fue recibida Francisca Domínguez, nieta del artista, con voz entrecortada, dijo que era muy emotivo recibir a nombre de su abuelo, quien, desde el reposo hogareño, envió un mensaje de agradecimiento a Banreservas y a los teatristas de esta segunda jornada anual de presentaciones
La placa fue entregada por Wilson Radhamés Rodríguez y Mijail Peralta, director general de comunicaciones y gerente de cultura de Banreservas, junto a Guillermo Cordero, productor general de la temporada y productores y directores de las obras incluidas en la cartelera. Rodríguez manifestó que Domínguez es una figura crucial del teatro y un gestor escénico incansable cuya obra es un referente.
La placa fue leída por Mijail Peralta, director del Centro Cultural Banrservas, en cuyo auditorio es la otra sede que acoge cuatro de las ocho obras de la jornada. Este fin de semana estuvo la obra de títeres Ajonjoli. La Sala Ravelo estuvo completamente llena de público. La semana pasado se habían montado alli tres funciones de Las Cosas Extraordinarias, con la actuación de Xiomara Rodriguez con notable asistencia de público, mientras que en Sala Ravelo se desarrollaba Todas las canciones de amor (Santiago Loza) interpretada por Elvira Taveras.
Como autor ha ganado el Premio Nacional de Teatro en nueve oportunidades. Su obra más importante es Omar y los demás, de acuerdo con los críticos teatrales.
Las Sillas
La obra teatral del absurdo del dramaturgo franco-rumano Eugene Ionesco fue interpretada por los actores Camilo Landestoy (Poppet), Johana González (Semiramis) y Miguel Lendor (El orador), replanteando todo un clásico del teatro, cuando se plantea comunicar desde la incomunicación.
La actuación de los dos protagonistas, dos ancianos viviendo en una torre circular las ruinas, en medio de un París postapocalípticos, exponiendo frases aparentemente sin conexión con la realidad, pero que en el fondo es una crítica enmascarada a las rígidas reglas de las clases sociales y al mundo paralelo que se representa con la introducción y colocación en el centro del escenario de las sillas.
La farsa escrita en la primavera de 1951 y representada por primera vez en París el 22 de abril de 1952 en el Théâtre Lancry, dirigida por Sylvain Dhomme con los actores Paul Chevalier y Tsilla Chelton, resultando un fracaso de asistencia y el escaso impacto de su aparentemente inentendible mensaje.