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Existen muchas maneras de ver este mega-pacto — US$331 millones por 11 años – que el dominicano Rafael Devers está por firmar con los Medias Rojas, según una fuente, empezando con la más obvia: Con Mookie Betts jugando en el Sur de California ahora con los Dodgers y Xander Bogaerts cerca de hacer lo mismo con los Padres, los Patirrojos simplemente no podían dejar que su mejor jugador–alguien destinado a suceder a su compatriota y leyenda de Boston, David Ortiz, como el rostro de la franquicia–también se escapara para probar la agencia libre el próximo año.
Los Medias Rojas no podían darse el lujo de quedar en posición de perder a Devers a la edad de 26 años de la misma manera en que los Yankees simplemente no podían dejar ir Aaron Judge como agente libre.
Con esto, no quiero decir que Devers haya tenido alguna vez un año como el que Judge acaba de tener, porque un grupo bien reducido de jugadores en la historia de Grandes Ligas lo han hecho. Pero tomando en cuenta todo lo que les ha pasado a los Medias Rojas en los 15 meses desde que estuvieron a dos victorias de alcanzar otra Serie Mundial, repentinamente Devers se convirtió en un jugador de mucha influencia con los Medias Rojas, al igual que Judge en los Yankees, una influencia que parece estar rindiendo frutos para él con un contrato similar.
Pero existe otro factor a tomar en cuenta aquí, y es acerca de los fanáticos de los Medias Rojas:
La gente a cargo del equipo les escuchó.
Los miembros de la Nación Medias Rojas, que no tuvieron voz ni voto cuando Betts fue canjeado y que vieron a Bogaerts–dos veces ganador de la Serie Mundial y uno de los jugadores más populares en la era moderna de los Patirrojos–partir en la agencia libre, finalmente fueron escuchados, alto y claro.
Quizás este pacto iba a darse de todas maneras. Y quizás John Henry, el propietario de los Medias Rojas y también dueño de los Pingüinos de Pittsburgh del hockey sobre hielo de la NHL, se animó a cerrar el trato cuando escuchó los abucheos en el Fenway Park el lunes cuando los Pingüinos enfrentaron a los Bruins de Boston en el Clásico Invernal, junto a pancartas que le pedían que no dejara ir a Raffy Devers.
Hal Steinbrenner escuchó algunos abucheos en agosto pasado en el Yankee Stadium, el día en que fue retirado el número de Paul O’Neill. Las voces de los fanáticos de los Yankees exigiéndole que no dejara ir a Judge a los Gigantes ni a cualquier otro lado, se convirtieron en una protesta fija entre el final de la temporada y el momento en que Steinbrenner finalmente le dio a Judge el contrato más grande en la historia de la franquicia de Nueva York.
Por supuesto, ésta fue una decisión de negocios para los Yankees; debían traer de regreso al rostro de la franquicia. Los Medias Rojas están tomando la misma decisión de negocios, por más o menos la misma cantidad de dinero, con su propio rostro de la franquicia. Devers ahora se convierte en una firma tan importante como fue la de Judge, como la de Trea Turner fue para los Filis y como la de Bogaerts fue para los Padres. ¿La diferencia con Devers? El quisqueyano es el más joven de todos.
Pero el clamor de la fanaticada de los Patirrojos se había estado acumulando desde que Bogaerts partió, ya que los fans de los Medias Rojas habían vivido lo mismo con otras estrellas en la agencia libre. Su equipo les escuchó.
Mi amigo Jonathan Lemire, presentador del programa “Way Too Early” de MSNBC y una presencia fija en “Morning Joe” en la misma cadena, es un fan de hueso colorado de los Medias Rojas. Le pregunté qué tan importante es para él que los Medias Rojas hayan retenido a Devers.
“Oh, bien importante”, exclamó. “Pero pienso en ello más vía mis hijos, que tienen 11 y 8 años. Ellos son grandes fans de los Medias Rojas y están con ellos en las buenas y en las malas. Fue un duro golpe para ellos cuando Mookie y Xander partieron. Pero ahora tienen a un muchacho cuyo jersey podrán portar sin preocuparse por muchos años, y alguien a quien podrán ver jugar todos los días, por mucho, mucho tiempo”.