Flavia Rosario
Con la muerte del joven Jhoel Raphael Cabrera Espino, de 28 años cuyo vehículo fue impactado por una piedra alegadamente lanzada por un enajenado mental el pasado 11 de diciembre cuando transitaba en dirección Este a Oeste por la avenida 27 de Febrero, se ha puesto sobre el tapete un problema de seguridad ciudadana poco atendido por las autoridades.
Es frecuente ver a estas personas en diferentes puntos del gran Santo Domingo, evidenciando estar hambrientos, malolientes y peligrosos.
La avenida Sabana Larga del Ensanche Ozama es uno de los espacios públicos que utilizan para hacer sus cobijas, creando así focos de contaminación que generan insalubridad colectiva.
Las responsables de atender el caso son, según, la Ley 12-06 de Salud Mental, la Secretaría de Salud Pública y Asistencia Social (SESPAS) a través de su subsecretaria de Salud Mental.
Implementar un plan de acción para que los enajenados mentales del país se les proporcionen un tratamiento justo de salud, es lo más conveniente. ¡Con estas medidas todos estaremos protegidos!