Humberto Almonte
Analista de Cine
La travesía del cine dominicano en el 2024 estuvo marcada por la continuidad en las películas producidas, con varias consiguiendo niveles estéticos de alta expresividad, pero sobre todo, por el intento de modificación de la Ley de Cine 108-10 dentro del proyecto de reforma fiscal, lo que eliminaría la mayoría de los incentivos que se otorgan para la producción en esta industria creativa, afortunadamente abandonado al final por el gobierno y donde de seguro tuvieron que ver las vigorosas protestas del sector.
De toda la producción hemos seleccionado seis que representan una parte de los valores expresivos más altos a que llegamos en los doce meses anteriores, una elección personal y parcial como todo lo humano, películas que apuntan a la identidad, a la conexión con su sociedad y a la honestidad de su discurso. Así pues, El Fotógrafo de la 40, Consuelo, Boca Chica, Insular, El Día de la Tormenta o Pérez Rodríguez, poseen esa cualidad que enunciaba el realizador cubano Julio García Espinosa, lo que suscribo, pues también prefiero un cine imperfecto a una perfección sin sentido.
Las Seis imperfectas con sentido
El Fotógrafo de la 40
Dirección: Erika Santelices y Orlando Barría.
La base narrativa del documental se divide en dos, la primera es sumergirse en los hechos alrededor de la famosa foto del expedicionario de 1959 Jose Mesón, entre otras fotos de torturados, y la desaparición del fotógrafo Pedro Aníbal Fuentes Berg y de su hermano Gilberto, y en segundo lugar, pero no menos importante, la lucha de su hija Gladys contra el olvido y la falta de reconocimiento a su padre y su tío.
El Fotógrafo de la 40 consigue ese raro equilibrio testimonial sin abrumar al espectador con un exceso de intervenciones ni de redundancia sobre los hechos y mucho menos acudir a preciosismos inútiles en las imágenes, descansando en ese tratamiento minimalista que hemos mencionado antes. Los caminos estéticos elegidos por los hacedores apuntan hacia una serena exposición.
El Fotógrafo de la 40, opera prima documental de Erika Santelices y Orlando Barría, consigue ese raro equilibrio testimonial sin abrumar al espectador con un exceso de intervenciones ni de redundancia sobre los hechos y mucho menos acudir a preciosismos inútiles en las imágenes, descansando en ese tratamiento minimalista que hemos mencionado antes. Todos los caminos estéticos elegidos por los hacedores apuntan hacia una serena pero fundamentada exposición de unos hechos que pasaron y que no deben repetirse.
Boca Chica
Dirección: Gabriella A. Moses.
La historia se centra en Desi, quien pasa los días en las playas de su pueblo natal, soñando con convertirse en una cantante famosa, pero su objetivo se ve amenazado por mentiras, prostitución infantil y una siniestra traición de quienes más deberían protegerla.
Mariana Rondón y Marité Ugas entregan un guion cargado de matices de la realidad exterior e interior de los personajes y los lugares sin huecos ni hoyos narrativos de ningún tipo, cada situación y cada personaje está estructuralmente compuesto sin fisuras con una economía dramática de altos vuelos.
Gabriella A. Moses conduce su opera prima Boca Chica sobre un tema complejo y áspero con un pulso muy firme, abriendo con el bisturí de su visión estética el cinismo social, la familia, la infancia o la prostitución, sin caer en excesos de dudoso gusto o de pornomiserias panfletarias, todo ello con un tacto y una carga de humanidad nada comunes.
El Día de la Tormenta
Dirección: Alexander Viola.
La economía del enfoque de los recursos narrativos de la película en todos los sentidos es notable, pues su parquedad en los diálogos, las acciones físicas o en su duración, le permite una homogeneidad que amplifica su conectividad con el espectador pues solidifica el discurso al despojarlo de adornos esteticistas o efectismos inútiles.
El acercamiento al realismo mágico o a lo real maravilloso, como lo llamaba el cubano Alejo Carpentier, es lo que permite hacer verosímil esta amalgama de hechos fantásticos y reales, esa realidad compleja del Caribe y del continente americano, donde no están muy definidas las fronteras de lo real y de lo que no parece serlo.
El Día de la Tormenta del realizador Alexander Viola es una historia de brujas, del bien contra el mal, de prejuicios, traumas o de ruralidades precarias asentadas en los contextos mágicos religiosos de El Ingeñito en San Juan de la Maguana, consiguiendo por medio de esos elementos una inmersión profunda en la identidad y la cultura dominicana, todo ello con una factura muy cuidada y la epopeya actoral de un Gerardo Mercedes como Macario.
Insular
Dirección: Héctor Valdez.
La supervivencia no es necesariamente un acto meramente físico como van a experimental El Naufrago (Alexis Díaz de Villegas) o La Mujer (Paloma Palacios Colón), varados en una isla alejada de hombres y dioses, confiados en la esperanza de un rescate, que al igual que la utopía, se aleja dos pasos cada vez que esa esperanza se acerca.
Valdez se apoya en dos pilares, uno es su apuesta estética de una narrativa basada en una ausencia casi total de diálogos, por lo tanto, se aferra a las acciones de los personajes, siendo que la isla es a su vez un personaje, y dos, en el tour de force de un Alexis Díaz de Villegas en estado de gracia y una Paloma Palacios Colón cuya presencia actoral funciona como elemento disruptivo del orden que muy trabajosamente había construido El Naufrago.
Insular de Héctor Valdez se decide por la narración de una batalla del ser humano contra sí mismo, más que un enfrentamiento con la naturaleza, en donde un Naufrago y una Mujer tratan de sobrevivir en el marco de este ejercicio de estilo que se aleja de las vías estéticas usuales del cine dominicano, para mostrarnos las penurias migratorias y existenciales derivadas de unas sociedades desiguales.
Consuelo
Dirección: Fernando Santos Díaz, Gabriel Valencia.
Si solo hablásemos de un documental centrado en los testimonios de Sor Leonor Gibb, ultima sobreviviente de un grupo de monjas canadienses que llegaron a la empobrecida comunidad de Consuelo en el este del país y a su ingenio azucarero, o nos apegásemos a resaltar las palabras de los estudiantes y profesores sobre la titánica y hermosa labor de estas religiosas, estaríamos cayendo en la simplicidad, un pecado capital gravísimo.
El enfoque analítico/discursivo de esta obra apunta hacia lo socioeconómico, a su impacto en la comunidad y en la República dominicana, a las estructuras de poder, al racismo, la burocracia, la discriminación y a la pobreza estructural de su población, así que no, no se está delante de un documental descriptivo ni embellecedor de las carencias sociales, pues los realizadores hunden su lente critico en las realidades existenciales de los habitantes de la comunidad.
Consuelo, dirigido y producido por Fernando Santos Díaz y Gabriel Valencia, apunta hacia resaltar los valores de la educación y las realidades socio económicas de una comunidad mediante el contraste entre el pasado y el presente. Los realizadores han hurgado en la memoria emocional y física de la población de Consuelo en la provincia de San Pedro de Macorís, para extraer los contenidos profundos de una realidad compleja.
Pérez Rodríguez
Dirección: Humberto Tavárez.
En este drama cómico o esta comedia dramática, su realizador no se anda por las ramas a la hora de presentar unas historias cargadas de precisión sobre esas distinguidas familias de clase media o media alta. Los Pérez Rodríguez atraviesan el ciclo del nacimiento, la muerte o las celebraciones, es decir el ciclo de la vida, con una línea narrativa que no evade el trazo fino ni la observación meticulosa de la trayectoria conductual de ese núcleo mínimo de nuestra sociedad.
Lo acertado de la aproximación de Tavárez es adentrarse en los conflictos cotidianos y existenciales sin excluir ningún tópico a los que se enfrenta cada integrante de este clan en donde todos, o casi todos, proceden a no afrontar sus responsabilidades asentados en la comodidad financiera y emocional que les provee el patriarca.
Pérez Rodríguez, dirigida y guionizada por Humberto Tavárez, es una radiografía acida y minuciosa de un conglomerado humano dominicano apoyado en un elenco coral de interpretes donde sobresalen Luis José Germán como Carlos y Stephany Liriano en el papel de Carmen. Además, y siendo precisos, es un desmentido a quienes repetidamente argumentan de que tenemos demasiadas comedias.